- Por Camila Ante

El marketing digital podría ser el mejor aliado, amigo y confidente para las empresas. Pero, todavía a los colombianos nos falta mucho para comprender el verdadero sentido de realizar estrategias de marketing y compaginarlas con los departamentos de ventas.
La mayoría de las veces me he topado con empresas que consideran que realizar marketing digital es solamente publicar en redes, subir contenido, crear campañas con objetivos surrealistas y ganar dinero.
Lastimosamente, el marketing digital no es una caja de magia. De por sí, vienen muchos componentes que a nivel organizacional se obvian por falta de conocimiento y capital para desarrollarlo, puesto que creen que por “rentable” es igual a gratis… y, no es así.
Una anécdota que puedo compartirles es acerca de una microempresa financiera, que se acostumbró a realizar marketing convencional -volanteo- y que hasta ahora decidió adentrarse en las funciones de community manager y content manager para atraer clientes.
El primer pecado que tiene esta empresa es que la persona encargada de realizar su contenido es un conocido que tiene un negocio de flores. El personaje crea su contenido básico, lo publica y realiza “las estrategias de marketing”. Las campañas para su red social también las crea y ¡oh sorpresa! Solo le duró una semana la captación de clientes y ahora están quietos. Como siempre he dicho, ¡Zapatero a tus zapatos!
Su segundo pecado y es que para ofrecer servicios crediticios, deben tener en cuenta que generar confianza al cliente es el factor principal para activar sus procesos de ventas, pero, no poseen una página web.
Sin página web, sin redes sociales, sin contenido estructurado, sin comunidad, sin estrategias de mercadeo y ventas… ¿cómo podrán ser competitivos digitalmente?
Y tercer pecado… la afirmación de la CEO cuando le comento todo el camino que tiene que recorrer me sorprendió… ¡Prefiero seguir pagando por el volanteo que tener que invertir en todo lo que me mencionas!
Dichas palabras me generan un mal sabor y no es por que no vaya a ser mi cliente, sino por el duro camino que tendrá que afrontar para mantener su empresa y no seguir cayendo en rojos.